Orfeo y Eurídice
Orfeo poseía el don de la música y la poesía.
Enamorado de la ninfa Eurídice, se casa con ella, pero un día, tratando ella de huir de Aristeo, hijo de Apolo, pisó una serpiente venenosa y mordida por ésta, murió.
La pena invadió a Orfeo y entonó canciones tan tristes que todos los dioses lo incitaron a descender al inframundo. Una vez llegado al Hades, utilizó su música para tratar de ver a Eurídice y volverla a la vida.
Le pusieron una condición. Debía caminar siempre delante de ella y jamás volver la mirada hasta que llegasen arriba, hasta que el sol bañara a Eurídice. El camino estuvo lleno de peligros, pero Orfeo trató de no mirar nunca.
Una vez en la tierra, cuando Eurídice todavía tenía un pié en la sombra, Orfeo giró la cabeza y Eurídice se desvaneció en el aire. Esta vez para siempre.
Como reflexión de este mito, podemos decir que se hace hincapié en el poder de la música, ya que ésta es capaz de doblegar la voluntad de los hombres y generar cambios mágicos en la naturaleza. Y en cuanto a los papeles, podemos destacar que Orfeo es el símbolo del amor y es capaz de ir hasta más allá de la muerte; pero, sin embargo, el papel de Eurídice no se puede destacar mucho, ya que el mito está centrado, sobre todo, en Orfeo. Y como curiosidad, podemos destacar que el mito de Orfeo es uno de los más interesantes de la antigüedad, ya que influyó en la formación de un credo religioso, pero también, algunos de sus trazos, los encontramos en el cristianismo y en otras corrientes de pensamiento.
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